Fecha: 2019-11-11 02:59:55


LA LÓGICA DE LA MAFIA


La dramática declaración de Cristobal López: Macri quería un canal pintado de amarillo

El  empresario Cristóbal López declaró ante la jueza María Servini. El testimonio volcado en dieciocho páginas es un caso testigo del drama que atravesó uno de los protagonistas de uno de los casos más simbólicos de la persecución del gobierno, con el agregado del retrato de la intervención en primera línea del Presidente Mauricio Macri.

Cristóbal López vio a Mauricio Macri frente a frente una vez. Pero su nombre aparece de modo permanente en los padecimientos que siguieron durante estos años. El entonces candidato Mauricio Macri lo citó el día de las elecciones generales del 25 de octubre de 2015 en la casa de Barrio Parque de su padre. Ahí comienza la declaración testimonial. Que tiene entre sus méritos mostrar a escala humana al Presidente y a su entorno más cercano.

Ese día López se adelantó cinco minutos a la cita de las 11 de la mañana. Macri llegó a bordo de una camioneta, tipo furgón, cerrada, color gris, con secretario y custodios. Era el domingo de elecciones pero Macri sabía que María Eugenia Vidal iba a ganar la provincia de Buenos Aires. Y que él iba a ganar el balotage.

—¿De dónde sacas esos datos?— preguntó López.

Son datos de la Embajada.

López contó en el testimonio la persecución no de un Presidente, sino del Estado. Primero porque querían usar el canal de noticias C5N para meter presa a Cristina Fernández, después para sacarle la petrolera Oil Combustibles, el Casino y el canal. Cuando nada de eso alcanzaba, ofreció ceder todo con tal de no ir preso, como dijo, pero no alcanzaba. Macri lo quería detenido. Y pasó preso dos años.

Cuando en 2013, la Comisión Nacional de Valores abrió los archivos de la dictadura para revisar las actas del directorio y las políticas de aquellos años, encontró lógicas para explicar cómo el Estado horadó la arquitectura burocrática de algunas compañías para saquearlas en beneficio de otras. Entonces se hablaba, se sabe, de subversión económica para legitimar la persecución en términos sociales. Hoy no se pueden extrapolar esas interpretaciones, como dice una de aquellas investigadoras, Celeste Perosino, pero los detalles del testimonio de López arrojan claves escalofriantes para pensar paralelismos bajo el estigma de la corrupción. Agitada para validar cualquier cosa, el inicio del testimonio con una escena en la casa de Franco Macri, tiñe a la vez todo de lógica de mafia.

Para aquel encuentro, Macri llevaba días buscándolo. López estaba en Comodoro Rivadavia, pero viajaba a votar a Buenos Aires. Quedaron en verse. Al comienzo, la reunión ocurrió de modo normal, dijo el empresario a la jueza. «Me habló de sus hijos, yo le conté de los míos. Me dijo que había hecho un fideicomiso para cada uno, así se administraban».

López no entendió de qué iba el encuentro ni la urgencia hasta el vaticinio electoral. Allí, Macri le dijo que estaba molesto con C5N y con el Bailando de Tinelli. Casi una protesta infantil. Tinelli lo había invitado a un programa con Daniel Scioli y Sergio Massa, pero a él lo habían hecho aparecer segundo.

Yo no tengo nada que ver con el Bailando —le dijo López—, eso lo maneja Tinelli.

De C5N, dijo que lo que repitió dos o tres veces a lo largo de la hora de encuentro.

Todos los candidatos se quejan de lo mismo —dijo—. Tratamos de ser lo más neutrales posible, no bajamos línea a los periodistas como en otros lados, estos son independientes en serio.

La línea editorial era tema de su socio, Fabián de Sousa. De Sousa se reunía con Macri cada tanto. López se lo recordó.

Sé que almuerzan cada tanto.

–Si, nos juntamos —dijo el candidato—, pero ya no tengo buena relación.

Y preguntó:

—¿Y Cristina?

Pará, pará —dijo López—. Primero, yo no soy palo blanco de nadie, y todo lo que tengo es mío.

¿Palo blanco?

Testaferro de nadie —aclaró, sobre algo que aún se pregunta cómo es que no entendió—. El canal es 70 por ciento mío y 30 por ciento de De Sousa. Así que ese cuento que anda por la calle diciendo que el canal es de Cristina, sacátelo de la cabeza, porque no es cierto.

—¿Qué vas a hacer después del 10 de diciembre? —siguió el candidato.

¿Cómo, qué voy a hacer?

—Sí. ¿Cómo va a ser el trato del nuevo gobierno y C5N?

No vamos a ser oposición —dijo López—. Nuestro canal va ser neutral, pero no voy a poder influir para que digan que sos el mejor Presidente.

López hablaba y hablaba. En los papeles de la transcripción, Macri aparece así, seco, cortado, como ventrílocuo. Macri volvió a Cristina. La idea fija. Su obsesión.

—Y con Cristina, ¿cómo es tu relación?

Mi relación no es con ella, fue con el marido, Néstor Kirchner. Con él tenía una buena relación.

Macri dijo que necesitaba el canal para ir por ella.

¿Qué quiere decir ir por Cristina?

—Hay que meterla presa.

—No cuentes conmigo. Yo no soy amigo de Cristina pero la aprecio, creo en el proyecto político del kirchnerismo.

«No sé cómo fue el resto de la charla», le dijo a la jueza. «Me quedé muy nervioso. Me alteró. Él no se mostró molesto ni nada. Dijo todo con naturalidad, como si hubiéramos arreglado una cena».

Cerca de las 12.15 llevaban una hora de conversación. Entró el secretario.

—Ingeniero —le dijo—, acuérdese que tenemos un asado.

 

 

La causa judicial

Servini investiga una derivación de una causa en el fuero comercial. Hechos que fueron separados de un expediente que investiga el concurso y pedido de quiebra de la petrolera Oil Combustibles. Fabián De Sousa denunció allí al Presidente y su círculo cercano por coacción, extorsión y como integrantes de una asociación ilícita que persiguió de modo sistemático y planificado a él y a su socio. La denuncia fue derivada a la justicia penal. De Sousa hoy es querellante en el juzgado de Servini. López declaró como testigo.

Los dos permanecieron detenidos entre diciembre de 2017 y octubre de 2019. Cuando López dejó la cárcel, su abogado Fabián Lértora le aconsejó no dar entrevistas hasta declarar en el juzgado. Allí realizó un testimonio situado en tiempo, modo y lugar con el objeto de que cada cosa pueda ser cotejada vía testimonios y geolocalizaciones.

En la causa están imputados Macri, José Torello y Fabián Pepín Rodríguez Simón de la mesa judicial del gobierno; el amigo de la vida del Presidente, Nicolas Caputo, y el ex vice jefe de gabinete Mario Quintana. También está denunciado el entonces jefe de la AFIP, Alberto Abad. López describió encuentros personales alguno de ellos: Macri, Pepín Rodríguez Simón y Caputo. Quintana y Torello aparecen referidos por intermediarios. Y, como se dijo, Macri atraviesa el detrás de escena de los aprietes que se pusieron en marcha.

El primer tema fue sacarlo del Casino de Buenos Aires. En enero de 2016, Pepín Rodríguez Simón quería verlo. López recibió un mensaje a través de Federico Achával, su socio en el Hipódromo de Palermo. Se vieron varias veces, en Hotel Hyatt, en el Palacio Duhau. Las características de la intervención de Macri en esa gestión aparecen reflejadas por dos frases. Pepín Rodriguez le decía: Yo soy Macri. Y por lo que ocurrió cuando apareció un conocido en uno de esos lugares. Rodríguez Simón levantó la reunión.

—Este tipo nos va a escrachar —dijo—, vámonos a otro lado.

 

Duhau.

 

Rodríguez Simón «venía en nombre del Presidente» a resolver el tema del Casino, le dijo.

—Yo soy Macri —explicó en uno de los primeros encuentros. «Y venía a decirnos que el ingeniero había decidido que teníamos que pagar más impuestos o más canon. Me acuerdo de frases como: ‘Ustedes ganaron mucho dinero en los últimos años, ahora van a estar cuatro años sin ganar nada’. Yo le decía:

Si este es un gobierno de derecha, vos me estás haciendo un planteo comunista.

—Somos un gobierno de derecha —respondió Rodríguez Simón—, pero Mauricio no quiere que ustedes ganen nada.

López dijo no haber sentido antes esos niveles de apriete. En una segunda reunión escuchó:

—Es esto, o les rescindimos los contratos.

Macri quería duplicar el porcentaje de canon que pagaba el Casino. López intentó detenerlo con la presentación de un análisis de costos para demostrar que eso era inviable. Negoció vía Rodríguez Simón que se iba de las reuniones para revisar las propuestas con el Presidente. Luego volvía sin acuerdos.

—Pero, por lo que entiendo Pepín —le dijo López—, lo que me estás diciendo es que cierre el negocio. Por eso, prefiero ir a juicio, lo que planteas es totalmente ilegal.

López comenzaba a recibir quejas de sus socios. Estaban molestos porque la línea editorial de C5N les rompía el negocio. Él tenía 14 % del Hipódromo y 7% del Casino. Buscó vender su parte para bajar la presión, pero nadie quería comprarle a alguien que estaba con esa exposición.

Mira —le dijo a Rodríguez Simón—, con esto están jodiendo a gente que no tiene nada que ver. Si el problema soy yo, salgo del juego. Vendo y termina el problema.

—Vos hacé lo que quieras —dijo Rodríguez Simón.

Me estás llevando a eso. Me estás enfrentando con mis socios. Los medios son míos y de De Sousa.

Rodríguez Simón siempre hacía lo mismo. Convocaba a la reunión, iba, gritaba y apretaba. «La sensación que yo tenía, nunca la tuve en reuniones de negocios», dijo. En una última reunión parecían haber llegado a un acuerdo, pero 48 horas después Rodríguez Simón se comunicó con un conocido para dar marcha atrás.

Arreglá los honorarios con tus clientes —le dijo—: empezó la guerra.

Ni él ni sus socios entendieron de qué se trataba esa guerra hasta el domingo 13 de marzo de 2016. Hugo Alconada Mon publicó una nota en La Nación. Esa noche, Macri repitió el anuncio en voz alta, y en nombre propio en una entrevista con Luis Majul. Dijo que estaban tratando de embargar a Cristóbal López para cobrarle una deuda con la AFIP de 8.000 millones. Hoy un peritaje de la Corte Suprema tiene probada que esa deuda no existía sino que era producto de un crédito con plan de pagos al día, una línea que el nuevo gobierno cerró cuando asumió lo que empujó a la quiebra a la empresa.

—Esa fue la declaración de guerra —le dijo López a Servini.

Fuente: www.elcohetealaluna.com